Llegué después de las cuatro de la mañana. ¿Qué le iba a decir? ¿Que me encontré con un viejo amigo de la infancia y que una copa llevó a la otra?, ¿que casi nunca salgo?, ¿que vengo del trabajo a casa y de casa al trabajo?, ¿que necesito más espacio?, ¿que no me cele tanto?, ¿que ya tengo una edad?, pero mi madre nunca me creería.
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