viernes, 20 de julio de 2012

Huellas en la arena

La conoció siguiendo las huellas que dejaba sus pies en la arena y que el mar se encargaba de borrar con el romper de cada hola. También seguía el ritmo de sus caderas que jugaban a no salirse del diminuto tanga. Cada mañana bajaba a la playa, se la encontraba siempre de espaldas y el seguía sus huellas efímeras y el ritmo de sus nalgas. 
Un día quiso saber quien era y la esperó. Corrió para poder encontrársela cara a cara y la vio. Pero fue tan éfimero el encuentro que decidió seguir para siempre sus huellas y sus caderas.

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